El coaching puede ser un método
facilitador de cambio en cuanto a empresas, la vida cotidiana, la vida en
deporte, etc. Nos estamos refiriendo.
Comenzare este ensayo
refiriendo al Coaching como:
Una metodología de
aprendizaje dinámica e interactiva que se desarrolla entre un coach (tutor, instructor) y
un coachee
(aprendiz) para el desarrollo pleno de las
capacidades y habilidades de este último, ya sea en el plano personal, profesional, empresarial u organizacional, con
el objetivo de alcanzar determinadas metas y conseguir los mejores
resultados.
Como coach tenemos conocido que es un instructor o un entrenador, visto
muchas de las veces en el ámbito del deporte, pero no solamente un coach es aquella
persona adentrada en el deporte, sino en la empresas tener un coach que sea muy
cercano con los trabajadores, puede facilitar que el ambiente sea más ameno y
que gracias a que los trabajadores se sientan comprendidos, tomados en cuenta y
además motivados a crecer en conjunto como miembros de una empresa, den lo
mejor de sí y se obtengan mejores resultados.
Se trata de un marco práctico
que favorece el desarrollo de una estrategia que ya no está circunscrita a
selectos círculos organizativos, sino que se renueva constantemente a medida
que la totalidad de la empresa se mueve simultáneamente para adaptarse a
objetivos cambiantes. El mejor vehículo para reducir el riesgo de este viaje
sin destino fijo es el diálogo del coaching. Es una forma natural de liderazgo basado en el
diálogo.
El coaching puede parecer una simple conversación. En realidad, este
diálogo refleja un concienzudo trabajo de contextualización e interconexión de
varios mundos: el de la trayectoria laboral pasada y futura, el de la
organización y el negocio, y, por supuesto, el mundo personal, familiar y
social del directivo. El coaching ayuda a desarrollar capacidades y aumentar la
eficacia en alguno o en todos estos ámbitos.
Hacer un buen coaching es difícil. El primer reto es involucrar al
directivo en un diálogo significativo, por lo que suele ser conveniente elegir
juntos el camino. La base de esta influencia es una cierta “química” entre el
coach y el directivo, sintetizada a base de confianza y credibilidad.
A los líderes les resulta muy difícil promover el cambio de las personas
que tienen a su cargo, con frecuencia por no atreverse a proporcionar un
feedback (la instancia de respuesta en el proceso de comunicación)
sincero. Para el coach, por el contrario, desde su posición de tercero
independiente, la modificación de los comportamientos es una de las
herramientas básicas.
A continuación hare mención de un método aplicable dentro del coaching muy
eficaz.
Un proceso de coaching
exhaustivo comprendido por ocho pasos:
1. Identificar las características de
liderazgo que debe reunir el directivo para su éxito en el puesto.
2. Determinar quién puede proporcionar feedback significativo:
compañeros, superiores y subordinados, clientes y proveedores, etc.
3. Recopilar la información. A menudo lo mejor es hacerlo por escrito,
anónimamente, con un breve informe elaborado por un tercero externo que se
entrega directamente al directivo para que él lo vaya compartiendo con el
coach.
4. Analizar los resultados junto con el directivo y clasificar los
puntos fuertes y las áreas de mejora.
5. Elaborar un plan de acción. Hay que dar consejos concretos,
preferentemente en forma de alternativas.
6. Confrontar al directivo con sus interlocutores, para que este “equipo
de revisión” le transmita propuestas adicionales de mejora de las áreas
objetivo.
7. Desarrollar un proceso continuado de seguimiento. En el plazo de tres
o cuatro meses, se debe realizar una nueva encuesta al equipo de revisión para
que indique si ha aumentado la eficacia del directivo en estas áreas.
8. Revisar los resultados y empezar de nuevo.
Si el directivo se ha tomado en serio el coaching, los interlocutores
constatarán sin duda mejoras.
Repitiendo el proceso
trimestralmente se asegura el progreso en las áreas iniciales y se descubren
otras nuevas. Los interlocutores del directivo apreciarán el seguimiento y éste
se beneficiará de un feedback extremadamente específico que le permitirá
mejorar su rendimiento.
Obteniendo como
resultado:
Desde el punto de vista de la empresa, la justificación de un programa de
coaching sólo puede ser, en último término, la mejora de los resultados
económicos: aumentar los ingresos o reducir los gastos en un determinado plazo.
La práctica del coaching
estratégico acredita resultados efectivos en las siguientes áreas de negocio:
• Fidelidad del cliente: el coaching hace más eficaces a los directivos,
capacitándolos y orientándolos para satisfacer mejor al cliente.
• Desarrollo de líderes futuros: el éxito a largo plazo dependerá de la
capacidad y el compromiso de los empleados.
• Retención del personal más productivo: retener a las personas más
valiosas es una estrategia competitiva básica en la “guerra por el talento”. Al
conjugar estratégicamente el desarrollo profesional y personal del directivo
con las necesidades de la empresa, el coaching maximiza las posibilidades de
satisfacción mutua de ambas partes.
• Gestión del cambio: el punto
de partida del coaching es el conocimiento profundo de quién es y dónde quiere
ir tanto la organización como el directivo, para potenciar y conjugar los
objetivos y capacidades de ambos. Esta capacitación y coordinación de los
directivos al servicio del negocio permite a la empresa actuar de forma más
consciente, enfocada y coherente, y mejorar así su adaptación a un entorno
cambiante.
Finalmente.
El líder es un ‘coach’
Los mejores líderes
logran cosas extraordinarias porque usan el corazón y cuidan a sus
colaboradores. Sobre esta base, la relación de coaching se concreta en tres
elementos:
1. Establecer criterios
claros
El primer requisito para mover los corazones es establecer criterios
claros: objetivos a corto plazo, que permiten medir los progresos, y valores a
largo plazo, que determinan el tipo de persona en el que nos convertimos. El
coach ayuda a aclarar estos criterios, proporciona feedback objetivo sobre la
situación real del sujeto y lo impulsa con su apoyo personal.
2. Esperar lo mejor de la
persona
Las convicciones sobre las capacidades del otro influyen decisivamente en
sus logros efectivos, ya que configuran el marco de percepción desde el que construyen
su realidad.
3. Predicar con el ejemplo
El factor más importante para la eficacia del coaching es la relación
personal: el líder encarna cualidades que el destinatario del coaching admira,
y lo hace con credibilidad. Pero, concretamente, ¿en qué radica la
credibilidad? Puede resumirse en una frase que es un auténtico mandamiento del
liderazgo: “Hacer lo que se dice que se va a hacer”. El líder marca el tono. La
calidad de su relación con sus colaboradores es la clave de todo el trabajo.